jueves, 22 de septiembre de 2005

LA HABITACIÓN

“Qué es el vértigo? (...) El vértigo es algo
diferente del miedo a la caída. El vértigo
significa que la profundidad que se abre
ante nosotros nos atrae, nos seduce, des-
pierta en nosotros el deseo de caer, del
cual nos defendemos espantados.”

La insoportable levedad del ser
M. Kundera



LA HABITACIÓN


La habitación tenía una ventana ideal para suicidarse.
En verdad, esa gran ventana, escrupulosamente cuadrada -fruto de un celo arquitectónico admirable- era lo único digno de atención en aquel dormitorio típico de los apartamentos destinados al veraneo.
No era más que una estancia de paredes blancas adornada con algún cuadro u objeto que nos resultan completamente indiferentes, pues no conservan ningún recuerdo propio, y sólo en casos extremos (es decir, cuando se trata de cosas excepcionalmente bellas, o por el contrario, muy desagradables) pueden arrancarnos algún pensamiento relativo al dueño de la casa.
El mobiliario, escaso pero funcional, se componía de dos camas, un armario y una mesita de noche.

Al cuarto se accedía a través de un estrecho pasillo; tras rebasar la puerta de la habitación sumida en la oscuridad, el cuerpo quedaba preso de dos sensaciones: el tedio, que se revelaba al sentir que los pies no caminaban, sino que se arrastraban sobre el tibio suelo de terrazo, y la visión de la ventana.
Mostraba ésta un paisaje inquietante, al estilo de los nocturnos de Magritte. La copa de los pinos, delicadamente recortada por la luz fantasmagórica de las farolas, protegía la desvalida acera empedrada.
Cada elemento aislado no ofrecía en verdad consuelo alguno al estado de ánimo del que había traspasado el umbral de la habitación, vencido por el tedio.

Sin embargo, ese hermoso cuadro que se dibujaba en la ventana era una invitación, una propuesta desenfadada, alegre, voraz, pero sobre todo espontánea, que transgredía la vertebrada monotonía de las vacaciones.

¿Acaso no es atrayente embriagarse con la oscuridad, aspirar profundamente el olor maliciosamente dulce de las plantas, y lanzarse al vacío una noche de julio marcada por el aburrimiento y la indolencia?


Septiembre 2002

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