jueves, 24 de mayo de 2007

Me siento triste...

... Busco en el diccionario “triste”, está relacionado con “melancolía”, que proviene del griego bilis negra. A la bilis negra se la conocía en latín como atrabilis. Busco “atrabiliario” que resulta ser alguien de genio destemplado y violento. Me da qué pensar, pero no tengo tiempo para hacelo y eso me entristece (¿o lo estaba ya?)...

miércoles, 16 de mayo de 2007

La "negación de la vida"*

(*) He colgado esta entrada en atención a Hermite, que no está en condiciones de publicar por sí mismo. El texto es suyo.

Mi idea de la “negación de la vida”, no es la de Nietzche, ¿Negación de la vida a base de religiosidad, de valores antinaturales, anti-obermann?

Voy a desarrollar otra idea.

¿Todo debe orientarse en el sentido de la ética protestante? Los valores positivos, ¿son exclusivamente aquellos útiles?

Esta es la esencia del alma del capitalismo (Weber). ¿Qué puede resultar de la asunción estos “valores” de esta “ética” sin meditar?

Vivimos en una sociedad, ergo, pertenecemos a un grupo. El grupo, como tal es perfectamente concebible que no tenga un nivel de vida homogéneo sino un “potencial” equivalente.

Entre los valores de la “ética protestante”, del “alma del capitalismo” en el sentido que la describe Max Weber, esta el afán de lucro como condición necesaria para la pervivencia de toda organización en el sistema capitalista. En este sistema, si se asumen los valores, la promoción social, puede ser comprendida como la pertenencia a un “potencial” superior. Cambiar en un sentido negativo (según los valores “de lo útil”) debería producir el trauma.

La potencia, el hombre con sus capacidades, el acto, la promoción social. El resultado, ¿forzosamente la felicidad?

Se pertenece a un grupo supuestamente orientado hacia el nivel de vida, algo perfectamente coherente con los valores anteriormente señalados. Se hace el esfuerzo para pertenecer a él, se adquiere ese potencial. Se ejecuta, al menos parcialmente y sin embargo, no se es más feliz.

La única posibilidad es, por tanto, que los valores que se suponían asumían, no se aceptaban racionalmente. La consecuencia: el choque que implica conocer lo absurdo, lo vacío del esfuerzo realizado. ¿Pertenecer a un grupo? ¿El masón, el opus, el partido, el alto funcionario el empresario? ¿Ha bastado el potencial de promoción social para hacer la felicidad? Solo si se aceptan racionalmente la positividad de los valores que son el medio de paso de la potencia al acto.

Por otro lado, ¿son los valores que se aceptan racionalmente compatibles con los valores que se poseen de forma inconsciente? Y en caso negativo, ¿se producirá un trauma si estos son incompatibles? Esto produciría “la negación de la vida”.

La existencia de una sociedad, implica la existencia de unas normas, al menos de derecho positivo, que la regulan. Tales normas, generan una ética positiva. Tal ética positiva genera un cuerpo de valores. Supongamos que tales valores pasan a formar parte de un subconsciente colectivo.

Ahora bien, tengamos en cuenta al individuo. Supongamos que este individuo posee unos valores conscientes diferentes a los inconscientes, he ahí el drama.

Hermite