jueves, 6 de abril de 2006

Este mundo engloba la disidencia y la obediencia.

Nuestros papás están contentos de que seamos chicos listos y obedientes. La disidencia es motivo de befa y escarnio, no se combate en términos de igualdad, se devalúa desde el principio. Una buena manera de empezar un combate es hacerlo con ventaja. Se tiende a elegir el bando ganador. Crees que vas a ganar si estás en ventaja porque tienes la fuerza, la verdad o a Dios de tu parte. A menudo se emplean argumentos en tu contra como si no los conocieras o no los entendieras y ya lo has hecho. Posicionarse no es un acto racional aunque se intente explicar racionalmente.

Uno no está de acuerdo en trabajar porque le van a pagar (dinero) por ello. Uno está de acuerdo con la idea de intercambiar dinero por trabajo. Si no lo está, trabajará en desacuerdo y, pese a que le paguen, se sentirá explotado, utilizado o prostituto, cosa que al gerente se la pela porque, en la medida que es un órgano de decisión de la empresa, representa sus intereses y, en una empresa ¿quién coño te quiere? Te puede llegar a presionar hasta que tú mismo hagas daño a personas que sí que lo hacen pero se supone que, si te quieren, te tienen que entender y no debe hacerles daño ¿es eso? ¿Le tienes que explicar a tu hijo que no puedes estar con él aunque lo quieres mucho y él se lo tiene que creer? ¿Y si no tiene fe?

¿Nos importa realmente aquello de lo que hablamos o es que necesitamos hablar de algo? ¿Soy el único al que todo esto le desespera?

No hay comentarios: