
Una vez hecha la pelota, me encamino al motivo que me ha llevado a escribir, la muerte de un gran periodista, malditamente popular por una trampa, difundida hasta la saciedad por los zappings, puesta por una que se hace llamar periodista cuando es presentadora de televisión.
Ha sido según algunos un gran escritor, grandiosa su autobiográfica "Mortal y rosa" pero pasará a mi memoria por todas esas magníficas columnas llenas de acidez, viveza, destreza y mala leche, que a diario ocupaban la última página de el diario EL MUNDO. Desde aquí mi homenaje para aquel que durante muchas tardes me hizo disfrutar de la lectura del periódico.
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