¿Por qué buenorras?
Al mirar a una buenorra un hombre heterosexual no necesita interrogarse. Las buenorras, en cuanto que tales, son incuestionables.
¿En qué radica su incuestionabilidad?
En el estímulo que suponen para los sentidos.
¿Por qué privilegiar los sentidos?
Por su inmediatez.
Entonces ¿son inevitables las buenorras?
No, la evidencia empírica me dice que no todo hombre heterosexual las busca o las ha conseguido, pero la evidencia empírica me dice también que todo hombre heterosexual se siente atraído por ellas.
¿No existen en la vida mejores objetivos?
Lo desconozco.
Sé que quiero buenorras, ahora ¿Qué quieren ellas?
¿Quieren todas lo mismo?
Seguramente no pero, para comenzar, buscaré algo en que puedan coincidir todas. Si del conjunto de las buenorras descarto por falta de interés (suyo, no mío) a las lesbianas (que las habrá ¿por qué no?), las demás, como mujeres heterosexuales o bisexuales que son, se sentirán atraídas (no por todos pero) por algunos hombres.
¿Existen también hombres incuestionables?
Lo desconozco. Me centraré en el hecho de que cada vez que una buenorra se enrolla con un tío, un tío se enrolla con una buenorra.
¿Cómo son estos tíos? ¿Son completamente aleatorios o existen regularidades?
Suelen cumplir patrones de atractivo físico (buenorros). Los hay que no; estos cumplen patrones de atractivo no físico.
Para continuar, asumiré mi limitación en el conocimiento de las buenorras, así como mi voluntad de subsanar dicha limitación por medio de la experiencia.
Patrones de atractivo no físico:
- Dinero, estatus.
- Seguridad, fortaleza, solvencia.
- Inteligencia, humor, diversión.
- Dedicación, comprensión, atención, cariño.
De lo observado deduzco que se sienten atraídas por patrones de los tres primeros grupos (que no dependen de ellas) y estimulan patrones del cuarto (que sí).
Las cualidades del grupo segundo se apoyan fuertemente tanto en las del primero como en las del tercero como en los patrones de atractivo físico.