jueves, 1 de marzo de 2007

A las relaciones sentimentales...

... se les suele exigir que cumplan criterios tanto de racionalidad como de emotividad (lo que encuentro natural). Lo que no encuentro, en cambio, nada inteligente (y se hace mucho) a la hora de criticar alguna, es apelar al orgullo1 (o la falta de éste) de una de las partes antes que a la conveniencia o la idoneidad de la propia relación. ¿Por qué?

1
orgullo.

(Del cat. orgull).

1. m. Arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas.

5 comentarios:

Anónimo dijo...

¿Por qué separas el "orgullo" de la emotividad? Está relacionado. Quien se siente menospreciado por su pareja, sea por que no se le estime, o porque incluso llegue a humillarle, no es feliz con la relación. Y desde luego, el desprecio, o ataque al orgullo, o dignidad, llámalo como quieras, es una PRUEBA muy clara de que no hay amor(porque difícilmente puede haberlo, si ni siquiera hay respeto, que es un mínimo). Y si aún así hubiera amor, sería del destructivo, de modo, que en todo caso sería desaconsejable, y un buen criterio para romper -o criticar- una relación.

Ángel dijo...

No separo el orgullo de la emotividad, digo que no es inteligente anteponerlo a la naturaleza de la relación.

Por lo demás; tú te preguntas y tú te respondes.

Anónimo dijo...

Era una forma de plantear el asunto; no esperaba respuesta, porque ya la sé (es decir, tengo una opinión clara al respecto).

No entiendo qué quieres decir con anteponer el orgullo a la "naturaleza" de la relación.

Tampoco sé por qué no te parece inteligente anteponer el orgullo a una relación. Terminas la entrada del blog planteando una pregunta, y sin embargo en la respuesta a mi comentario, tienes clara tu postura. Entonces...tu también te preguntas y te respondes tu sólo. Ergo... para qué preguntas???

Y de paso... ¿podrías argumentar por qué no hay que anteponer el orgullo a la naturaleza de las relaciones, o a las relaciones "a secas", o a lo que sea que quieras decir?

Ángel dijo...

Mi pregunta (por si no hubiera quedado suficientemente clara) era: "¿Por qué a la hora de criticar una relación se apela al orgullo (o la falta de éste) de una de las partes antes que a la conveniencia o la idoneidad de la propia relación?".

No me he respondido porque no tengo ni puta idea de por qué.

Respecto a si podría argumentar por qué no es inteligente anteponer el orgullo a la conveniencia o la idoneidad de la relación, sí, podría.

Anónimo dijo...

Partiendo desde la base de que el orgullo es "arrogancia, vanidad, exceso de estimación propia, que a veces es disimulable por nacer de causas nobles y virtuosas." [sic], apelar al orgullo es contraproducente en todo caso, puesto que por sí mismo es causa de infructuosidad de cualquier interacción, al ser suceptible de influir en el equilibrio de una relación.

Pienso entonces que el orgullo se encarga de detonar y, posteriormente, justificar la causa disolutoria de una relación. Además suele ser como el cianuro: rápido, expeditivo y fácil de usar. (curioso, Hermann Goering, hombre cuya constante apelación al orgullo enmascaró su inoperancia a sus propios ojos, se suicidó con cianuro).